Un día con los griegos
¿En qué medida […] el psicoanalista no sigue siendo
un filósofo griego que continúa un destino de integración?
¿En qué medida el psicoanalista no sigue siendo un pedagogo?
Pascal Quignard, Morir por pensar
No debería sorprendernos la constatación, a lo largo de los siglos, de la vigencia de la antigüedad griega. Que el griego antiguo nos resulte imprescindible para hablar y nombrar aquello que se nos manifiesta nuevo, puede ser casi una obviedad. Que en los comienzos del psicoanálisis haya estado la catarsis griega como un método, tampoco es una novedad. Así como Sigmund Freud citó el aforismo délfico “Conócete a ti mismo” y recurrió al Edipo de Sófocles para figurar los conflictos humanos, Jacques Lacan convocó la frase de Píndaro “Llega a ser quien eres” y se sirvió de Antígona para avanzar en el deseo y formular la segunda muerte. Tanto en Freud como en Lacan estuvo presente el llamado “milagro griego”. Pero es posible que Lacan haya ahondado aún más, en la medida que dedicó gran parte de su seminario La transferencia al diálogo El Banquete de Platón, y señaló en 1965 que “El psicoanalista es la presencia del sofista en nuestra época, pero con otro estatuto”, y aún más, en 1967, en su propuesta del dispositivo del pase, se pronunció del siguiente modo:
Como todos esos casos que hacen el milagro griego, este sólo nos presenta cerrada la caja de Pandora. Abierta es el psicoanálisis que Alcibíades no precisaba.[1]
Se refería al agalma, palabra que incluso escribió en griego: agalma. Y si bien señalaba una manera de orientarse en el análisis para el abordaje de la transferencia, no sólo convocaba a Alcibíades y Agatón, sino también a Sócrates.
En los últimos tiempos, a partir de los trabajos de Jean Allouch, Mayette Viltard y algunos otros, el recorrido de Michel Foucault ha generado un nuevo retorno al mundo griego. Sobre todo la cercanía entre el análisis y la filosofía antigua, señalada por Foucault y retomada por Allouch, obliga a no perder de vista el horizonte griego. No es casual entonces que en el último año, la editorial mexicana me cayó el veinte, haya publicado cuatro libros en los que Grecia está presente:
Sófocles, John Addington Symoncds
Antígona, o la victoria de Eros, Rodolfo Marcos Turnbull
Pequeñas lecciones sobre griego antiguo, Jacqueline de Romily y Monique Trédé
El acontecimiento Sócrates, Paulin Ismard (*)
Un día con los griegos es una propuesta de trabajo con estos cuatro libros, siguiendo el trillo abierto por me cayó el veinte, para discutir los alcances de cada uno de estos libros, pesar sus abordajes, relevar la persistencia de sus formulaciones, en fin, para renovar el debate con aquella antigüedad, que tal vez, también sea nuestra.
(*) Los libros se pueden adquirir en las actividades de la Elp
o comunicándose con el corresponsal de me cayó el veinte
en Montevideo a las siguientes direcciones de correo:
Colabora Fundación María Tsakos
Sábado 1º de Octubre de 9.30 a 12.30 y de 14.30 a 17.30
Fundación María Tsakos, Bvd. Artigas 1138 Esq. Maldonado
Inscripciones en el lugar a las 9 horas $ 800 estudiantes $ 400
INTERVIENEN
Gustavo Castellano, Fernando García, Sandra Filippini, Damián Baccino, Rodolfo Marcos Turnbull, Gonzalo Percovich.
Contacto: José Assandri, assas2@gmail.com, tel. 098339928
[1] Jacques Lacan, “Proposición del 9 de octubre de 1967”, en Otros escritos, traducción de Graciela Esperanza y Guy Trobas, Paidós, Buenos Aires, 2012, pp. 269-270.