Archivo del Autor: Marcelo Real
Por una historia popular del psicoanálisis (Entrevista a Florent Gabarron-Garcia)
Entrevista realizada por Thamy Ayouch
Hugo Aveta, S/T, 2013, Serie «Ritmos primarios, la subversión del alma», fotografía digital
“¡Liberar, liberar inconsciente popular!”, “¡Liberar, liberar el deseo popular!” Ambos cánticos se escucharon por la calle 18 de julio durante la última marcha por la Salud Mental, Desmanicomialización y Vida Digna que tuvo lugar en Montevideo el 10 de octubre de 2021.
Intuimos la sorpresa que semejante conjunción puede llegar a provocar: ¿Lo inconsciente y lo popular? ¿El deseo y lo popular? ¿Qué tiene que ver el campo popular con el psicoanálisis?
Cabe recordar que, poco antes del fin de la Primera Guerra Mundial, poco después de la revolución rusa, al tiempo que Freud anunciaba los “Nuevos caminos de la terapia Psicoanalítica” (1918), entre los que destacaban los métodos activos de Ferenczi, reivindicaba además el derecho de aquel que pertenece a las filas del “pueblo” (en alemán, Volk), del “pobre” (Arme), al psicoanálisis. Cuestión de “salud popular” (Volksgesundheit), decía, psicoanálisis practicado con las “capas populares” (Volksschichten), psicoanálisis para el pueblo (fürs Volk).
En esta perspectiva, en una serie de artículos y en dos libros, aún no traducidos al español, Florent Gabarron-Garcia retoma esta cuestión “popular” destacando la herencia política del psicoanálisis (L’héritage politique de la psychanalyse. Pour une clinique du réel, 2018) a los efectos de reconstruir una historia popular del psicoanálisis (Histoire populaire de la psychanalyse, 2021) que, contra ese psicoanalismo reaccionario que, por cierto, también pulula en todas partes, pone de relieve el compromiso político, micropolítico y revolucionario de los analistas en las luchas populares desde la época de Freud hasta la nuestra.
En la entrevista realizada que aquí publicamos, Gabarron-Garcia aborda brevemente los ejes de esta tradición que pone en jaque cualquier pretensión de neutralidad política del psicoanálisis.
El psicoanálisis en la babel de los discursos (R. Capurro)
¿Cómo situar hoy la relación del psicoanálisis con el campo de la salud mental? Esta pregunta puede referirse a una cuestión de prácticas, de coexistencias en las instituciones estales, por ejemplo, pero es, además, en el campo freudiano, un terreno fecundo en interrogantes, que ha recibido distintas respuestas cargadas de consecuencias.
Los trabajos de Michel Foucault permiten sostener ciertas tesis que implican el lugar de la práctica médica y en particular de la práctica psiquiátrica, o más precisamente de la actual práctica discursiva de la medicina ‒no de la ciencia médica‒ que hace de la salud un ideal social generador de nuevas normas de ordenamiento social. No siempre fue así, lejos de ello. En particular desde finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, sí, se hizo patente esa función social de la psiquiatría desarrollada a la par del esfuerzo por convertirla en ciencia positiva como el resto de la medicina. Pero las formas polifacéticas de la locura en mayor o menor grado ¿se han dejado acaso domesticar por estos saberes y sus prácticas?
ÍNDICE
I – Debates sobre las causas de la locura (1820-1850)
II – Normalización social y positivismo cientificista
III – La clínica de los “hermafroditas” en el siglo XIX
IV – Cuestionamiento del poder médico y crisis del método objetivo
V- La subjetividad como atolladero del método científico
VI – El discurso disciplinario de la sexualidad
Torre de Babel, Klein Ioana, óleo, 2009
Análisis en obra (Raquel Capurro)
Cuadernos: cierto hilo los recorre a través del tiempo. Hay otros temas a enhebrar quizá en otros cuadernos: locura, género, diversidades sexuales, etc., pero privilegié éstos. Su hilo es el habla, la lengua, lo que se escribe, eso a lo que un análisis invita. “Diga lo que se le vaya ocurriendo.” Singularidad del método analítico que lo diferencia del positivismo en su filosofía, de la medicina en su práctica, de la religión en su apuesta. En época de confinamiento, la co-presencia corporal ha revelado su insustituible valor, no se elimina el cuerpo sin consecuencias. Las nuevas tecnologías dejan flotando la imagen, la voz, pero… insustituible se revela hoy más que nunca la riqueza del encuentro personal y su singularidad en la práctica analítica.
Presentación
Cuaderno 1: El psicoanálisis en la babel de los discursos
Cuaderno 2: Lo que se escucha en lo que se dice
Jean Allouch: Intervención en Estrasburgo sobre su libro “Nuevas observaciones sobre el pasaje al acto”
A propósito de su libro Nouvelles remarques sur le passage á l’acte, publicado por Epel en junio de 2019, Jean Allouch fue invitado al menos en tres oportunidades a realizar intervenciones públicas en las que plantea algunas nuevas observaciones a sus Nuevas observaciones. La primera de ellas invitado por Encore, en diciembre de 2019 que oportunamente fuera traducida y publicada por la revista Me cayó el veinte, en su número 41/42 aparecido en febrero de 2021; y, la más reciente, en París, el 19 de junio de 2021.
La tercera intervención ocurrió en Estrasburgo, en el mes de marzo de 2020 y es la que a continuación presentamos. El lector atento observará que se trata de intervenciones distintas, a la vez que parecidas, como si fueran versiones de una misma partitura, con algunos pasajes nuevos, con proposiciones que están en la una y no en las otras y viceversa. Apostamos –con la publicación de esta segunda intervención– a enriquecer el debate.
Hacia un psicoanálisis queer. Entrevista a Fabrice Bourlez
Los movimientos políticos queer siempre han mantenido una relación ambigua con el psicoanálisis. Sea Teresa de Lauretis, Judith Butler, Eve Kosofsky Sedgwick, Gayle Rubin, Leo Bersani, Lee Edelman o incluso Paul B. Preciado, por mencionar solo a les ensayistes más conocides, todes han involucrado lecturas psicoanalíticas dentro de sus propios campos de investigaciones para perfilar y problematizar las subjetividades queers.
Sin embargo, para lograr usar al psicoanálisis en favor de una emancipación sexual, fue necesario enfrentarse con las concepciones más autoritarias y conservadoras de la disciplina freudiana.
En octubre de 2018, Fabrice Bourlez publicó Queer psychanalyse, Clinique mineure et déconstructions du genre[1], una obra que permite actualizar lo que está en juego en una escucha atenta a nuestros deseos sin dejar de cuestionar las implicancias políticas de las transformaciones de las nociones actuales de género y sexualidad.
[1] En español: Queer psicoanálisis/Queoír psicoanálisis. Clínica menor y deconstrucción del género, Ed. Artefactos, Bs. As., 2021.
Jean Cocteau, detalle de Antigona
Encuentro con Thamy Ayouch. Psicoanálisis e hibridez. Género, colonialidad, subjetivaciones
Aquí el video de la reunión con Thamy Ayouch a propósito de su libro Psicoanálisis e hibridez. Género, colonialidad, subjetivaciones (ed. Navarra, 2020), realizada el 08 de mayo de 2021, coordinanda por Sandra Filippini, Diego Nin y Fernando Barrios.
Ayouch escribe: “Durante décadas, numerosa literatura psicoanalítica se ha centrado en la homosexualidad, las transidentidades, las posturas de sexuación y de la sexualidad no heterocéntricas, o en el reordenamiento supuestamente ‘patógeno’ de la familia, a menudo con un enfoque nosográfico y etiológico”. Le llama a esto: una “retórica de declinología” y agrega: “estos escritos manifiestan una verdadera Weltanschauung, que va combinando una ontología de los sexos, un programa para la humanidad y una escatología de la sana subjetivación”.
Invita entonces a: “reflexionar sobre la especificidad de los procesos de subjetivación propios a los sujetos minoritarios, y la reelaboración de las nociones psicoanalíticas que de eso resultaría”. Atendiendo a los señalamientos de Foucault respecto a las relaciones de poder propone y destaca que: “Sin encarar directamente una acción política, el psicoanálisis considera los mecanismos de poder en los que el sujeto está involucrado y las discursividades por ellos articuladas”.
La hibridez será su herramienta; hibridez en tanto noción proveniente de múltiples fuentes, desde la biología y la horticultura, pasando por nociones vecinas como la polifonía en Bajtin, o el sincretismo en el estudio de las religiones, a Bruno Latour y a la noción de lo mestizo de las formaciones del inconsciente en Freud.
Partiendo de una hibridez fundante en el psicoanálisis en la que: “discursos, pensamientos, raciocinios y posicionamientos conscientes son constantemente infiltrados por una actividad inconsciente”, se tratará de “ir más allá de esta evidencia, profundizarla para analizar su alcance discursivo, su performatividad y sus efectos políticos”.
Así, a partir del análisis crítico de la invención de “la histeria”, Ayouch apuesta a “producir a través de la hibridez una contra-lectura de la medicalización de la sexualidad”, que hace pie en el curso de Foucault, El poder psiquiátrico, de 1973-74, en el Collège de France.
Hibridez e hibridación del psicoanálisis abrirán una posible salida a su medicalización, a quedar atrapado en la función-psi. Con estas herramientas apunta a recuperar una heterotopía del psicoanálisis, entendida como: “un contraespacio que, como el burdel, el jardín o el barco, acoge márgenes y desviaciones, tanto internas como externas, y yuxtapone varios espacios, varios tiempos y varios modelos”.
Las Catacumbas. Un templo del ojete (Gayle S. Rubin)
El escritor Henri Michaux llamaba a quienes consumen drogas alucinógenas “herejes de la sensación”, en alusión al particular erotismo que ponen allí en juego. En cierto sentido, lo mismo aplica para las disidencias o los “herejes sexuales” que, poco antes de la aparición del SIDA, se encontraban en un local norteamericano llamado «Las Catacumbas» y que Gayle Rubin describe de forma tan lúcida como jugada.
Antropóloga cultural, activista feminista y profesora en la Universidad de Michigan, Rubin participó en la fundación de Samois (primer grupo de lesbianas S/M) y The Outcasts (organización social y educativa para mujeres interesadas en el BDSM, es decir, bondage, disciplina, sadismo, masoquismo). En El tráfico de mujeres: Notas sobre la “economía política” del sexo, texto hoy de referencia, ha ensayado, a partir de una lectura de Marx, Lévi-Strauss y Lacan, una definición del ¨sistema sexo/género¨ ampliamente retomada, por ejemplo, por Donna Haraway y Paul B. Preciado.
El artículo que aquí traducimos por primera vez al español, brinda un valioso testimonio tanto de la micropolítica del deseo en la cultura leather (es decir, del cuero), de la diversidad de prácticas sexuales “no convencionales” (kink) que se realizaban en San Francisco a mediados de los setenta, y que hoy se encuentran cada vez más extendidas en nuestra región, bajo el nombre de BDSM, fist-fucking (penetración con el puño) y chemsex (sexo químico), como de las estrategias de estas comunidades alternativas a la hora de enfrentar las érraticas políticas sanitarias en tiempos de pandemia.
Hamaca sexual de Las Catacumbas (foto: Larry Olson)
El futuro pertenece a la pareja. El estar-de-a-dos , forma totalitaria de la modernidad (Guy Hocquenghem)
De vez en cuando, uno se encuentra con artículos de prensa que lo sacuden, que lo fuerzan a pensar. Este de Guy Hocquenghem es uno de ellos: escrito en tiempos ya remotos conserva, no obstante, toda su actualidad.
No es casual que este militante del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria ‒fundado en Paris en 1971‒ sea quien cuestione la pareja: pues es desde esas trincheras ‒como especialmente, hoy en día, desde ciertos feminismos y transfeminismos; aunque, también hay que decirlo, desde ciertos psicoanálisis como desde otras tantas voces sueltas, entre ellas, las de varios artistas‒ que la pareja, junto con la figura del amor hetero-romántico, se vienen poniendo en jaque en favor de otros afectos, de otros lazos posibles.
La pareja, forma totalitaria del “ser/estar-de-a-dos”, dice el título, al tiempo que, apoyándose en algunos trabajos más sesudos de antropólogos e historiadores de la época moderna, traza a vuelo de pájaro su genealogía.
Ahora bien, si ese totalitarismo homogeneizante es denunciado, es en tanto las políticas de Estado ‒psico-medicalización mediante‒ han intentado imponer a toda costa la pareja a cualquier realidad que, por una u otra cosa, a ella se le escapa.
Nada que reprocharles, en cambio, a esas existencias “de-a-dos” que tanto fascinan e incomodan a los curiosos agentes de la moral: relaciones simbióticas, locuras compartidas, codependencia emocional, son tan solo algunos de los nombres más tipificados e incluso mass-mediatizados. Al igual que solteronas, célibes y ermitaños, esos “de-a-dos”, inquietantes y raros, tampoco se ajustan a los parámetros de la institución familiar.
A un texto de este tipo no hay razón para pedirle exhaustivas argumentaciones académicas ni demostraciones científicas precisas. Nota-bomba: granada en mano, corresponde al lector quitar o no su anillo de seguridad.
De los afectos como política de lo subjetivo (fernando barrios)
Fue David Halperin, en ¿Cómo ser gay?, quien hizo que abriera los ojos a algo que, para variar, siempre supe sin saberlo: no hay los afectos. Es decir, hay una política de los afectos, una dramaturgia y unas prácticas hegemónicas, eurocéntricas, heteronormadas, de clase, raza, etc., que matrizan el modo en que nos afectamos y aquello que nos afecta. Matriz que hace de los afectos un lugar de verdad subjetiva, negándoles todo carácter performativo y político. Habría para esta matriz un único modo de experimentar lo que llamamos duelo, tristeza, alegría, dolor etc., etc. La experiencia queer desmiente esta pretendida universalidad o normatividad afectiva.
Una pequeña flor amarilla en la hierba verde (Mayette Viltard)
Marie Jardin justo acababa de enviarme un pequeño poema construido como una puerta corrediza sobre un riel, Nuvole, cuando me encontré con Anne Querrien, quien estaba preparando un número de la revista fundada por Deleuze y Guattari, Chimères, sobre “La hierba”, y me dijo: “todavía no tengo ningún artículo sobre psicoanálisis, me dicen que la hierba no crece en los divanes”. Reaccioné: “¡Sobre los divanes, ni idea, pero para Freud, la felicidad está en la pradera!”
SUBJETIVACIÓN Y GUERRAS
Organiza: ñácate, revista de la école lacanienne de psychanalyse
Abrirán el debate:
Adriana Molas (docente en Facultad de Psicología, Udelar)
Valentín Guerreros (integrante del Centro Félix Guattari)
Fecha: miércoles 11 de noviembre, 20:30 hs.
Lugar: Casa de Filosofía, La Paz 1623
Se tendrán los cuidados indicados para las actividades presenciales
Inscripción previa: niacate.elp@gmail.com
Cupo: 40 personas
Actividad gratuita
1932. Einstein, miembro del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de las Naciones ‒antecedente de la ONU, creada luego de la Primera Guerra Mundial‒, escribe una carta abierta a Freud en la que le plantea el siguiente problema: ¿hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Allí se interroga sobre los límites de la creación, con el consenso internacional, de un cuerpo legislativo y judicial para dirimir cualquier conflicto que surgiere entre las naciones, ya que un tribunal es una institución humana que, en la medida en que el poder que posee resulta insuficiente para hacer cumplir sus veredictos, es tanto más propenso a que estos últimos sean desvirtuados por presión extrajudicial: “el derecho y el poder van inevitablemente de la mano”. Al final aclara que en dicha correspondencia solo se refiere a las guerras entre naciones, pero sabe muy bien que la pulsión agresiva opera bajo otras formas y en otras circunstancias (por ejemplo, en las guerras civiles provocadas por factores religiosos y sociales; o en la persecución de las minorías raciales).
Respuesta: “Comienza usted con el nexo entre derecho y poder. Es ciertamente el punto de partida correcto para nuestra indagación. ¿Estoy autorizado a sustituir la palabra “poder” [Macht] por “violencia” {«Gewalt»*}, más dura y estridente? Derecho y violencia son hoy opuestos para nosotros. Es fácil mostrar que uno se desarrolló desde la otra […] el derecho es el poder de una comunidad. Sigue siendo una violencia pronta a dirigirse contra cualquier individuo que le haga frente; trabaja con los mismos medios, persigue los mismos fines; la diferencia solo reside, real y efectivamente, en que ya no es la violencia de un individuo la que se impone, sino la de la comunidad La comunidad debe ser conservada de manera permanente, debe organizarse, promulgar ordenanzas, prevenir las sublevaciones temidas […] en la realidad, la situación se complica por el hecho de que la comunidad incluye desde el comienzo elementos de poder desigual, varones y mujeres, padres e hijos, y pronto, a consecuencia de la guerra y el sometimiento, vencedores y vencidos, que se transforman en amos y esclavos. Entonces el derecho de la comunidad se convierte en la expresión de las desiguales relaciones de poder que imperan en su seno; las leyes son hechas por los dominadores y para ellos, y son escasos los derechos concedidos a los sometidos […] El derecho puede entonces adecuarse poco a poco a las nuevas relaciones de poder, o, lo que es más frecuente, si la clase dominante no está dispuesta a dar razón de ese cambio, se llega a la sublevación, la guerra civil, esto es, a una cancelación temporaria del derecho y a nuevas confrontaciones de violencia tras cuyo desenlace se instituye un nuevo orden de derecho.” Sin restringir tampoco el concepto de guerra al conflicto entre los Estados, Freud lo desplaza ora hacia la sublevación (Auflehnung) ora hacia el Estado de derecho como continuación de la violencia por otros medios (ya en De guerra y muerte señalaba el monopolio de la injusticia y de la violencia por parte del Estado que, mediante el secreto y la censura, infantiliza a la población y le exige obediencia y sacrificio). Por si fuera poco, el análisis freudiano no se reduce a los abusos de los poderes del Estado (Staatsgewalt), sino que se complejiza al tomar en cuenta las relaciones de poder (Machtverhältnisse) sexuales, parentales y coloniales.
De este intercambio, se suele meramente retener la explicación de las causas de la guerra (¿Por qué la guerra?) en términos de pulsión de destrucción. Pero en nuestro presente, en el que la frontera entre tiempos de guerra y tiempos de paz se ha borrado, ¿de qué modo se replanteará aquel problema?
Con esa pregunta en mente, la invitación es entonces a debatir unos textos escritos recientemente por Éric Alliez y Maurizio Lazzarato a partir de la constatación de que “vivimos en el tiempo de la subjetivación de las guerras civiles”. Allí ambos indagan la problematización que surge en el pensamiento del 68, con Deleuze y Guattari, quienes se enfocan en la relación entre guerra y capitalismo así como en las guerras de clase, raza y sexo, o las “guerras de subjetividad”, en su relación con las máquinas de guerra; y con Foucault, quien investiga tanto la posibilidad permanente de que las relaciones de poder (relaciones disciplinarias, de seguridad y de gobierno) se conviertan en enfrentamientos estratégicos (reversibilidad de las guerras y el poder), como la cuestión de la política como continuación de la guerra por otros medios).
Alliez y Lazzarato abordan también el modo en que Foucault, al estudiar la aparición y difusión de un discurso que por primera vez concibe la política como continuación de la guerra, terminará “movilizando contra Marx algo que Marx había ubicado en el centro de su Manifiesto Comunista: a saber, la idea de un antagonismo irreconciliable, es decir, la lucha de clases como una “guerra civil más o menos embozada que se plantea en el seno de la sociedad vigente”, un antagonismo que Marx reintrodujo en la fábrica, en el centro de la Crítica de la economía política […] “entre […] derechos iguales […], decide la fuerza [Gewalt]”. Si esto confirma que “la Fuerza [Gewalt]… es en sí misma un poder económico” ya que determina la división entre plusvalía y salarios como “variables independientes que se fijan límites recíprocamente” […] y si muestra que con su extensión semántica en alemán que articula “la violencia” y “el poder” con la perpetración de la violencia por parte de una institución (potestas) que es invariablemente el Estado, entonces Gewalt puede circular de una manera bastante incontrolable entre política y economía.”